Se dice que en los años en los que nuestros curiosos tripulantes querían descubrir las “Américas”, descubrieron también uno de los productos que más enamorados nos tiene: la regañá. Derivada del pan, hoy en día se ha convertido en un manjar que forma parte de la dieta mediterránea y que puede ser consumido de múltiples formas.
Aunque no existe una fecha clara, la historia de la regañá se remonta a hace más de un milenio. Fue en Andalucía donde nació, tratando de dar solución al problema de la conservación de los alimentos en las largas travesías que realizaban los marineros es en busca de tierras inexploradas.
Si bien su paternidad no está completamente confirmada, se atribuye principalmente a las ciudades de Córdoba y Sevilla.
Originariamente fue denominada galleta marina. Ésta, consistía en una especie de masa de pan de forma plana, elaborado en su cocción sin humedad. Al someter a las sopas de cereales a temperaturas extremadamente altas, el excesivo calor hacía que se obtuviese un alimento bajo en agua y apto para una larga conservación.
Frecuentemente, este alimento era distribuido entre las tripulaciones y soldados, quienes estaban sometidos a un régimen disciplinario bastante estricto, que a veces los privaba incluso de libertad y eran confinados a “regañadientes”. De ahí surge el nombre que actualmente recibe la regañá.
Pese a que muchas personas han desterrado este producto de sus dietas por la falsa creencia de que es un alimento que engorda, la regañá contiene un bajo aporte calórico e incluye los beneficios propios de los ingredientes que la conforman como por ejemplo el trigo. De esta forma, aporta hidratos de carbono y energía a nuestra salud, conformando parte de una alimentación equilibrada y nutritiva.
Ideal para consumir en cualquier momento del día y del año, se puede comer sola o con chacinas, con las cuales marida muy bien. También es frecuente encontrarla como base de platos modernos en su versión más gourmet, gracias a su excelente capacidad para combinar con un amplio elenco de ingredientes. Además, podemos emplearla como acompañamiento de diferentes platos y hay quienes prefieren disfrutar de su almuerzo o cena con un pedazo de regañá en sustitución del pan.
Su textura, sabor y versatilidad, la convierten en todo un manjar para los cinco sentidos. Una delicia gastronómica al más puro estilo andaluz.
En Horno La Parra disponemos de una gran variedad de regañás, de diferentes tamaños y formatos, pensadas para que puedas disfrutarla en cualquier lugar y de la forma que más te guste.
Así que terminamos nuestro artículo de hoy planteándote una pregunta: ¿con qué combinarías tú la regañá?
En Horno La Parra hacemos pan a diario aplicando los secretos que hemos heredado de nuestros abuelos, unido a la constante innovación para elaborar panes con más sabor, más calidad y más beneficiosos.
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